Pues, que puedo decir, Ayer fue un día estupendo, en donde me levanté a las 4 de la mañana para estar lista a las 4 30, pasándome un taxi a buscar a las a 40 y estar en el sitio a las 4 55.
Me quité el miedo de ir en un taxi tan temprano, pues si lo llamas cuál es el riesgo, solo tomar las cosas con calma y listo. Luego salimos, tomamos un bus y posteriormente listos para partir. A eso de las 5 30 ya estábamos en el corredor y empezamos a ver el amanecer, jamás lo había visto así, el sol parecía fuego y se veía cada ves mas grande, ni quedándome despierta para verlo lo había visto tan bello en el horizonte, fue sencillamente espectacular.
Luego cuando llegamos a Coquira tomamos un bote, solamente 5 minutos, pensé era más, luego hicimos algo así como una hora de carretera, una carretera que me recordó mucho a mi infancia en La Trinidad de Pesé, un lugar espectacular.
Durante esas dos horas estuvimos viendo una gran variedad de flores, árboles y vimos una diferencia entre los troncos usan acá para hacer la cerca y la cerca común, no tengo idea de que árbol usaban pero era verde y por alguna razón me recordaba a una culebra verde ha aparecido en mis sueños en la que me subo y me lleva victoriosa por todos mis caminos.
Jamás había estado en la selva como tal, viendo las 4 variedades de mangles que tiene mi país en un trayecto de lancha de dos horas, en camino a Chepillo, una experiencia incomparable.
La gente del pueblo sumamente atenta, no me quedé con las ganas de tomarme un riquísimo jugo de pipa, dos pipas para ser exacta. De comerme ese coquito blanco me encanta y comer aquella comida tan cariñosamente nos prepararon, la cual era un tulip y un arroz blanco, pero si quedé con ganas de probar aquel marisco tienen a flor de piel.
Tuvimos varios anfitriones, y cada uno de ellos hicieron nuestro día perfecto, que rico fue el caminar por aquel río, aunque al principio temerosos, nos llenamos de lodo y el miedo en un principio se transformó en alegría y experiencia a lo largo del camino. Un sol reluciente toda la distancia, y aquellos árboles nos envolvían hacía del lugar un paraíso.
Al carro se le ponchó una llanta, y los demás al terminar preguntan: Y ya la alineó?. a lo que me tocó responder, Pues no. Es bueno el contar con estos carros rústicos, pero como me decía D, si es su medio de ganarse la vida debería ser más precabido a lo cual dije claro...
Al llegar a la vuelta a el puerto de Coquira tomé agua natural, me hacía falta, pensé saldría mas cara, pero me equivoqué, solo 1.25 un litro y medio.
Los demás iban compartieron conmigo sus frutas, sobre todo la piña, que como me encanta no iba a decir no, excelente para aguantar el trayecto, y más que mi desayuno no había sido casi nada.
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