Desde no querer arroz, querer dejar de comer fritos hasta dificulltad para comprender porqué vivimos sumidos en una cultura del qué dirán, del procedimiento tarda, del tráfico de influencias y tratar a las personas depende de cómo se ven,¿en dónde la sencillez? no existe y el hablar mal está a la orden del día.
Tan importante es decir todo o al menos alguna palabra de alguien buena, tan bueno que es sumergirnos en los buenos pensamientos y la amabilidad, no es que nunca haya sido así, pues algo de panameña debo tener, pero me deja un sabor amargo en mi boca que siento debo cambiar de actitud.
Donde los tranques me desmoronan y me doy cuenta que no existe una cultura en el manejo, es el único país del mundo he visto con tantos accidentes. Aún no decido mi lugar en el mundo, pero el lugar más se parece a lo que quiero en mi vida es Canadá, pues la cultura del respeto y no se meten en tu vida es increíble. A veces siento necesito internarme en la selva y pasar días, épocas allá, pues me recarga la energía, pero luego no sé qué decir ni que hacer al respecto, pues las noches solitarias en la selva no son tan placenteras para una mujer, los días preciosos pero en la noche el miedo puede llegar a apoderarse de uno, al punto que podemos llegar a encerrarnos. Puedo decir superé mis miedos, aprendi que perdonar nos hace crecer, que cada persona es un mundo y no hay nada más lindo que vivir la vida, beber de ese sorbo de energía a cada momento tenemos gracias a Dios nuestro creador, pues el también sufrió, perdonó y ascendió, somos sus hermanos y fuimos creados como él, por lo tanto debemos disfrutar nuestros dones e incrementar nuestra fe.
Donde los tranques me desmoronan y me doy cuenta que no existe una cultura en el manejo, es el único país del mundo he visto con tantos accidentes. Aún no decido mi lugar en el mundo, pero el lugar más se parece a lo que quiero en mi vida es Canadá, pues la cultura del respeto y no se meten en tu vida es increíble. A veces siento necesito internarme en la selva y pasar días, épocas allá, pues me recarga la energía, pero luego no sé qué decir ni que hacer al respecto, pues las noches solitarias en la selva no son tan placenteras para una mujer, los días preciosos pero en la noche el miedo puede llegar a apoderarse de uno, al punto que podemos llegar a encerrarnos. Puedo decir superé mis miedos, aprendi que perdonar nos hace crecer, que cada persona es un mundo y no hay nada más lindo que vivir la vida, beber de ese sorbo de energía a cada momento tenemos gracias a Dios nuestro creador, pues el también sufrió, perdonó y ascendió, somos sus hermanos y fuimos creados como él, por lo tanto debemos disfrutar nuestros dones e incrementar nuestra fe.
Comentarios